lunes, 14 de febrero de 2011

Una mañana en el monasterio de Leire (Navarra)



En este complejo de edificios cuya iglesia acoge el Panteón Real, con los pocos huesos que quedan de los primeros reyes de Navarra, se congrega una comunidad de monjes benedictinos. Son veintitres en total, según nos dijo el hermano cillerero, mientras se lamentaba de la ausencia de vocaciones en la juventud actual: "Y los pocos que vienen, nada más saben de ordenadores, pero ninguno cavar", se quejaba el monje. Es que el asunto de cavar por la cara y el alojamiento y comida nada más, está algo crudo hoy en día.



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